miércoles

Yoga para Niños


En el Yoga no hay recompensa ni castigos, vencedores ni perdedores, mejores ni peores. La recompensa del yoga procede simplemente de la práctica en sí misma. A los niños les encanta este tipo de enfoque. Cuando descubren que no hay que competir ni rendir, empiezan a sentirse libres para expresarse a sí mismos si temer los enjuiciamientos o las críticas, y esta libertad les ayuda a desarrollar una sensación de confianza y autoestima que perdura en la adultez.
La confianza interior que el yoga aporta constituye un antídoto excelente para la presión que los niños experimentan en el colegio. Desde una edad muy temprana muchos niños aprenden que para tener éxito han de intentar ser mejores que sus compañeros de clase, sacar buenas notas, aprobar más examenes y ser "el mejor de la clase"
Esta clase de intensa competitividad hace que los niños sean demasiado sensibles a las alabanzas y a las críticas. Si son buenos estudiantes se sientes orgullosos de sí mismos; pero si son estudiantes mediocres, se desaniman y pueden empezar a considerarse unos fracasados.
En cambio el yoga propugna abordar la vida de una forma no competitiva. La filosofía yóguica dice que en vez de compararnos con los demás, hemos de centrarnos con imparcialidad en cualquier tarea que emprendamos. En el Bhagavad-gita (uno de los textos antiguos más importantes sobre yoga), se dice que centrarse en el resultado de nuestras acciones conduce a la ignorancia, mientras que trabajar lo mejor que podamos, sin preocuparnos por si triunfamos o fracasamos en ello, conduce a la sabiduría.