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EL MITO DEL ORGASMO VAGINAL


Sobre el orgasmo femenino se han dicho muchas cosas sin conocer los fundamentos anatómico-fisiológicos que hoy poseemos los investigadores de la vida sexual. La absurda distinción entre orgasmo vaginal y clitoridiano proviene de especulaciones que tienen más de un siglo, cuando los conocimientos sexuales científicos eran muy primitivos. De hecho, los primeros estudios sobre la fisiología del orgasmo solo se realizaron en los años 60, por Masters y Johnson.

En realidad, la vagina no es un área de alta sensibilidad y no está preparada para producir orgasmos. Es el clítoris el centro de la sensibilidad sexual - y el que constituye el equivalente femenino del glande, o cabeza del pene. Aunque hay muchas zonas erógenas femeninas, sólo existe una para el clímax: el clítoris.

Todos los orgasmos son extensiones de la estimulación erótica, directa o indirecta, de esta importante zona del cuerpo femenino. Durante el acto sexual tradicional se estimula muy poco el clítoris, porque la pareja se concentra en estimular el glande contra las paredes de la vagina, lo que facilita solamente la consecución del orgasmo masculino.Imaginemos que al principio de las relaciones sexuales la mujer acaricie a su compañero por todos lados, incluyendo el glande de su pene. Luego pensemos que esa mujer, cuando el hombre esta excitado, espere que él llegue a su orgasmo impidiéndole que tenga caricias en el glande, concentrando sus caricias en otras partes de su cuerpo, por ejemplo: los muslos, la base del pene, el vientre, la espalda u otra parte de su anatomía. Así esta mujer sea muy intensa en sus caricias, el cuerpo del hombre tendrá mucha dificultad para llegar a un orgasmo, porque le falta la estimulación en el sitio adecuado: el glande o cabeza del pene.

El orgasmo masculino se dificulta terriblemente si no hay caricias en ese sitio. Lo mismo ocurre con el orgasmo femenino cuando no hay estimulación del clítoris.

En resumen, ninguna mujer es anormal porque necesite, busque o pida caricias en el clítoris para conseguir su orgasmo, al igual que ninguna hombre es anormal porque necesite, busque o pida caricias en el glande para conseguir su orgasmo.¿Qué debemos hacer ante esto?Necesitamos redefinir nuestros conceptos ante la sexualidad. Debemos actualizar nuestros conceptos para crear nuevas pautas eróticas que tomen en cuenta el goce sexual mutuo.

MUCHO OJO, aun cuando la idea del goce sexual mutuo es liberalmente aplaudida por casi todos los expertos, o los manuales sobre el matrimonio, ésta no se sigue hasta su conclusión lógica. Debemos comenzar a exigir que si ciertas posiciones, que ahora se califican de "estándar", no conducen a ambos al orgasmo, ya no sean calificadas como tales. Deben usarse o inventarse nuevas técnicas sexuales para transformar este aspecto particular de nuestra situación sexual presente.

Dr.José Manuel Gonzalez Rodriguez